Cuesta Blanca
Después de llamarlo a Chuls un par de veces para despertarlo y coordinar para ver como hacíamos para llegar a Cuesta Blanca. No estábamos lejos, Villa General Belgrano queda relativamente cerca de Cuesta Blanca, pero averiguando un poco en la terminal no conseguíamos nada que valla para allá o para Villa Carlos Paz por lo que nos tuvimos que tomar un colectivo hasta Córdoba capital que nos costó unos $18 cada uno. Mientras tanto Nico planeaba su plan maestro y sin aviso nos abandonaba en pleno viaje, una vez más sufrimos una baja. Tratando de acomodarnos en tres ahora partimos con rumbo a Córdoba capital como a las 9 de la mañana.
Una vez en Córdoba fuimos lo más rápido posible a buscar alguna empresa que valla para Cuesta Blanca y conseguimos una que justo estaba saliendo, por lo que no esperamos nada, bajamos de un colectivo y subimos a otro por $8. Igual esos colectivos salen a cada rato, como mucho podíamos llegar a esperar media hora.
Para las 3 de la tarde estábamos en el puente de Cuesta Blanca comiéndonos una buena pizza con Chuls, mientras le contábamos un poco del viaje. Una vez hechos dejamos las mochilas en lo de Chuls y nos fuimos a disfrutar un lindo día de río. Primero a la piedra del Indio a probar un poco de suerte y ver las famosas piedras de donde nos podíamos tirar.
Después de ver una muestra de prueba por el veterano, Verdu no la dudó y se tiro sin previo aviso antes de que la espuma se disipe cosa de tener marcado el lugar a donde puede caer. Yo la pensé un poco más las medí un rato y termine por tirarme. Josecito fue el más rogado pero tomó coraje y se tiro. Después Verdu no paraba de tirarse, parecía un nene con juguete nuevo, así fue como se pegó un planchazo increíble y no solo eso si no que tiene foto para poder recordar el dolor de la caída.
A la noche nos comimos unos lindos choripanes, que no fueron tan lindos en verdad. Era la última prueba que necesitábamos para saber y darnos cuenta de que este viaje desde un principio no tuvo buena vibra. Nos intoxicamos, no estamos seguros si fueron los chorizos o algún virus raro que daba vueltas, pero lo que sabemos es que bien no nos hizo para nada. Medio lisiados intentamos seguir conociendo Cuesta Blanca y fuimos para el dique, lo cruzamos y seguimos un poco más allá para la playa de los hippies, pero nos quedamos un poco antes que hay otra piedra un poco más alta que la del indio. Como siempre Chuls dió su demostración de salto. Esta vez no lo pudimos seguir porque la intoxicación nos estaba amenazando continuamente, así que solo nos dedicamos a mirarlo.
Nos quedamos un día más para ver si la situación mejoraba, pero no nos veíamos con buenos futuros, por lo que a duras penas decidimos tomar la vuelta para Buenos Aires e irnos con medio objetivo completo. Nos quedamos con las ganas de visitar Los Gigantes que nos habían dicho que esta muy bueno. Lo dejaremos para otro momento.
Un dato más de color, mientras estábamos desarmando la carpa Verdu sufrió una de sus peores pesadillas, se clavó la espina más grande nunca antes vista y estuvo sufriendo un poco más antes de partir. Sin duda Cuesta Blanca no lo quería dejar irse con las manos vacías.
Así fue como un poco de mala suerte, mala alimentación o quien sabe qué te puede arruinar un viaje o las ganas de seguir. Por lo que volvimos nuevamente a Córdoba capital y sin importarnos mucho fuimos hasta el Patio Olmos. Y paseamos un poco con las mochilas por adentro. La vergüenza estaba a fondo de escala, pero bueno, ya estábamos jugados y así culminamos el viaje medio frustrado, pero contentos y satisfechos con la subida al punto más alto de la Provincia de Córdoba, el Cerro Champaqui.
La naturaleza es sabia!
ResponderEliminarSi les paso eso tal vez era por que no tendrian que haber ido.
Tengo 25 años y voy a la playa de los Hippies desde los 5. Nunca me paso nada, ni una espina! jaja
Justamente encontre el articulo planificando irme a CB