Cómo desenrollar una cuerda nueva?
Desenrollar una cuerda por primera vez no es cómo romper el emboltorio de los regalos en navidad. Las cuerdas que salen de fábrica suelen estár armadas en bobinas, por lo que si no se desenrrollan realizando la tarea inversa, es muy probable que se produzcan torciones por su eje longitudinal, "rizos" y se mantenga de esta forma con el tiempo.
Para desenrrollarla, una vez abierto el emboltorio, se colocan los brazos dentro del anillo y se los hace guirar en sentido contrario de modo que la cuerda caiga por su propio peso. Luego es recomendable recorrerla de punta a punta un par de veces para eliminar cualquier bucle que pueda haber quedado.
Una vez terminado se vuelve a enrrollar la cuerda de la manera adecuada (en mariposa) o en una funda para la cuerda (Ropebag), para su posterior uso.
A la larga la cuerda se termina inchando, esto sucede por la suciedad, tierra, humedad a la que va a estar expuesta durante todo su tiempo de uso. Es por ello que una correcta lavada cada tanto no viene mal y contribuye con su fácil manipulación al momento de chapar. Las cuerdas deben lavarse utilizando algún jabón suave o neutro, dispuesta sobre una pileta lo más grande posible, con agua a temperatura ambiente o apenas tibia. Otro modo es colocarla dentro de una bolsa de tela o red finita en el labarropas en un programa de prendas delizadas con agua frío y sin centrifugado.
Para secarla se dispone sobre el suelo lo más extendida posible a la sobra, ni de casualidad se cuelga en algún sitio, tratando de rotarla de a ratos. No está de más aclarar que debemos asegurarnos que esté bien seca antes de utilizarla.
Para muchos guardar la cuerda utilizando una funda es la mejor manera de mantenerla y la más práctica. La bolsa para la cuerda (rope bag) ofrece un sistema de cierre rápido, que fácilmente crea una abertura para sacar o guardar la cuerda. Una sola correa se une por ambos lados y crea la compresión justa para poder obtener una forma compacta. Diseñada para encajar en el fondo de la mochila de escalada.
Además incluye un mantel para apoyar la cuerda que ayuda al cuidado de la misma resguardandola del polvo y la humedad. Muchos modelos contienen dos ojales en las esquinas opuestas del mantel para poder colocar los extremos de la cuerda y así poder hallarlos fácilmente. El matel ayuda en la organización de la cuerda, tanto cuando sea necesario guardarla cómo para asegurar al escalador.
La cuerda es un material que está expuesto constantemente a caídas y rozamientos por lo que es vital llevar una cuidadosa cuenta del uso que se le está dando. Los primeros síntomas que se pueden ver en una cuerda deteriorada son pérdida de flexibilidad o desgaste en la camiza exterior.
En necesario sustituir la cuerda, si ha quedado expuesta a productos químicos, una caída con un factor elevado, se pueda ver el alma de la misma o con la simple sospecha del mal uso y no brinde la confianza necesaria para utilizarla.
Para poder detectar estas anomalías es necesario revisar la cuerda periodicamente aumentando la frecuencia mientras se aumente su uso. Recorriendo la cuerda de punta a punta, prestanto atención al tanto o mirandola con detenimiento.
Para desenrrollarla, una vez abierto el emboltorio, se colocan los brazos dentro del anillo y se los hace guirar en sentido contrario de modo que la cuerda caiga por su propio peso. Luego es recomendable recorrerla de punta a punta un par de veces para eliminar cualquier bucle que pueda haber quedado.
Una vez terminado se vuelve a enrrollar la cuerda de la manera adecuada (en mariposa) o en una funda para la cuerda (Ropebag), para su posterior uso.
A la larga la cuerda se termina inchando, esto sucede por la suciedad, tierra, humedad a la que va a estar expuesta durante todo su tiempo de uso. Es por ello que una correcta lavada cada tanto no viene mal y contribuye con su fácil manipulación al momento de chapar. Las cuerdas deben lavarse utilizando algún jabón suave o neutro, dispuesta sobre una pileta lo más grande posible, con agua a temperatura ambiente o apenas tibia. Otro modo es colocarla dentro de una bolsa de tela o red finita en el labarropas en un programa de prendas delizadas con agua frío y sin centrifugado.
Para secarla se dispone sobre el suelo lo más extendida posible a la sobra, ni de casualidad se cuelga en algún sitio, tratando de rotarla de a ratos. No está de más aclarar que debemos asegurarnos que esté bien seca antes de utilizarla.
Para muchos guardar la cuerda utilizando una funda es la mejor manera de mantenerla y la más práctica. La bolsa para la cuerda (rope bag) ofrece un sistema de cierre rápido, que fácilmente crea una abertura para sacar o guardar la cuerda. Una sola correa se une por ambos lados y crea la compresión justa para poder obtener una forma compacta. Diseñada para encajar en el fondo de la mochila de escalada.
Además incluye un mantel para apoyar la cuerda que ayuda al cuidado de la misma resguardandola del polvo y la humedad. Muchos modelos contienen dos ojales en las esquinas opuestas del mantel para poder colocar los extremos de la cuerda y así poder hallarlos fácilmente. El matel ayuda en la organización de la cuerda, tanto cuando sea necesario guardarla cómo para asegurar al escalador.
La cuerda es un material que está expuesto constantemente a caídas y rozamientos por lo que es vital llevar una cuidadosa cuenta del uso que se le está dando. Los primeros síntomas que se pueden ver en una cuerda deteriorada son pérdida de flexibilidad o desgaste en la camiza exterior.
En necesario sustituir la cuerda, si ha quedado expuesta a productos químicos, una caída con un factor elevado, se pueda ver el alma de la misma o con la simple sospecha del mal uso y no brinde la confianza necesaria para utilizarla.
Para poder detectar estas anomalías es necesario revisar la cuerda periodicamente aumentando la frecuencia mientras se aumente su uso. Recorriendo la cuerda de punta a punta, prestanto atención al tanto o mirandola con detenimiento.
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