Días 5, 6, 7 en San Martín de los Andes
Estos días se caracterizaron por tener la constante agua siempre presente. La lluvia de los primeros días no era tan fuerte como para no salir, así que decidimos ir a pescar una vez mas. Rumbo sur, camino de los 7 lagos llegamos hasta el Lago Falkner que aún no conocíamos. El lago se ve muy lindo pero al borde de la ruta hay mucha gente dando vuelta, alguno que otro pescando y se puede ver como a la orilla del lago crece pasto y arbustos, que nos dificulta un poco la pesca.
No nos íbamos a ir a otro lado, cuando cruzamos el primer río que desemboca en el lago dejamos el auto al costado y comenzamos a caminar río arriba bordeando el río por los caminos marcados que dejan los animales. Había mucha vegetación, arboles cañas y todo tipo de plantas y se hacía cada vez más pesado avanzar. Del mismo modo que afuera, dentro del río había cantidades de troncos y ramas en el fondo, flotando y acumulados en los codos del río. Era perfecto daba vueltas y vueltas, tenía bastante caudal, en lugares era bajito que te permitía cruzar a la otra orilla sin ni siquiera mojarte las rodillas y había lugares que mejor ni se te cruce por la cabeza meterte porque no vas a llegar a tocar el fondo antes de que el río te arrastre. Con una pequeña llovizna casi ininterrumpida nos íbamos metiendo cada vez más, descansando un poco debajo de algún árbol para dejar que la lluvia pasara un poco. Así llegamos al final cuando las cañas y árboles nos cerraron el camino y no podíamos seguir avanzando, que nos llevo algo así como una hora o una hora y media.
Dimos la vuelta volviendo a probar suerte en algunos lugares. Sin mucho éxito seguían saliendo truchitas muy chicas que no vale la pena ni sacarlas, así que después de pegarles un susto las dejamos seguir nadando. Con tanto barro y tanta agua no podía irme sin meter otra vez la pata en un pozo de barro, pero sigo pensando que las zapatillas fueron mi mejor compra, así y todo volví todo mojado y embarrado pero con los pies contentos y bien sequitos.
A la vuelta hicimos una parada más en la Cascada de Vullignanco, una increíble caída de agua. Es muy tentadora para bajar pero el humilde cartel dice que no se debe, así que vamos a hacerle caso porque está lloviznando y volvemos para casa.
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